Los siguió hasta el jardín, y se dio cuenta de que había más de cincuenta nuevos híbridos que, sumados a los rebeldes, estaba segura de que sobrepasaban los doscientos guerreros. Comenzó a disparar, pero eso no duraría mucho tiempo y todavía tenía que ir por Bernard.
—Te dije que nunca te escaparías de mí —le dijo una voz en su espalda.
Era Wayne, estaba en su forma humana, aporreado.
—No te equivoques —Astrea le advirtió.
Ella no sabía qué hacer, Wayne estaba muy cerca. Pero Bernard estaba a punto de escapar. Así que como siempre siguió a su instinto, fue por el hombre que había traicionado a su reino y asesinado a sus padres.
Estaba a solos unos pasos, cuando Bernard se dio cuenta de que iba a ser atrapado. Tomó por el brazo a Janeth y le puso el filo de un puñal en el cuello.
—¡Atrás, mocosa! —le advirtió—. Si quieres a tu mamita de vuelta…
—¿Quieres que me encargue de ella? —Wayne preguntó.
—¡Maldici0n! —soltó Astrea con un tono de fastidio— ¡Eres tan molesto!
—Eso es amor,