Eres muy molesto Vladish.
  Elizabeth se quedó parpadeando sus bellos ojos azules, había hecho molestar al peligroso vampiro, y más valía que no continuara si quería seguir viviendo.
  — No deberían molestarte mis palabras, ¿Acaso no te has visto en un espejo, eres como un dios griego que camina en este mundo, parece que no hay belleza que se te compare.
  Eso redujo el enfado de Vladish a la mitad, esa mujercita si que sabía cómo halagarlo.
  — Tengo esencia de ángel, y los angeles tienen siempre una belleza divina, al igual que tú, ¿O nunca te preguntaste por qué tienes esa belleza tan peculiar e impresionante?
  — Por supuesto que no, no soy vanidosa, solo me parecía extraño que hubiese tantos chicos intentando acercarse a mi. Nunca les hice caso, me enfoqué en mis estudios, y al que elegí para casarme resultó que solo me quería para que fuera su fachada y le ayudara en su carrera de político.
  — ¿Dices que estuviste casada? Qué interesante, ¿Con quién?
  — No tienes importancia, es un cenador, su nombre