Dos atractivos reyes.
Elizabeth debía reconocer que el vampiro exhudaba elegancia, siempre bien vestido e impecable, nunca había una sola arruga en su atuendo, combinaba colores espectacularmente.
Después estaba Damiano, un Alfa que desprendía poder, imponencia, cuando vestía de traje se veía increíblemente apuesto, sofisticado, inalcanzable, y en los atuendos que utilizaba cuando llegaron a la manada, lo hacían lucir tan varonil y atractivo, era el sueño de cualquier mujer, o loba, o de cualquier raza, sus ojos verdes penetrantes y misteriosos te atrapaban sin dejarte opción a escapar.
— Ahhh... Tú y Damiano tienen mucho en común aunque no lo creas. — Elizabeth estaba siendo osada al decir esas palabras.
El vampiro volteó a verla lentamente antes de preguntar.
— ¿Qué quieres decir con eso exactamente? ¿En qué podemos ser ese perro pulgoso y yo parecidos? — Su pregunta no llevaba nada de buen humor.
— En qué los dos son muy elegantes, ambos tienen buen gusto, son varoniles, apuestos, inteligen