Ángel caminaba de un lado a otro, el teléfono en la mano, esperando una llamada o un mensaje que le diera alguna pista sobre cuando vería a Coromoto.
La incertidumbre lo devoraba y con cada minuto que pasaba, su ansiedad crecía. Ya no podía más la presión de no saber si ella estaba bien, si se encontraba segura lo estaba consumiendo, solo deseaba saber la verdad, saber si estaba bien. Fue entonces cuando el teléfono vibró, y el nombre de Paola apareció en la pantalla, un alivio momentáneo le atravesó el pecho, pero al mismo tiempo, la duda se instaló. "¿Qué le diría esta vez? ¿Sería otro mensaje breve o finalmente sabría lo que realmente sucedía con Coromoto?" Ángel aceptó la llamada de inmediato, sin dudar. —Pao , ¿cómo está, sabés algo? — su voz salió con un tono urgente, casi desesperado. Paola respiró hondo al otro lado, y por un momento, Ángel notó un silencio incómodo antes de que