El tiempo había pasado con la implacable indiferencia de las estaciones, y aunque las heridas parecían cicatrizadas, el dolor persistía.
Ángel se encontraba en un espacio donde el tiempo ya no significaba mucho, donde las horas parecían perderse sin dejar huella, pero el eco de Coromoto seguía presente en cada rincón de su vida.Había intentado seguir adelante, pero no había manera de olvidar un amor tan profundo, tan real, que no se borraba con el paso de los días.El recuerdo de sus risas, de las miradas cómplices, de los momentos de amor compartido, seguía viva, aunque él intentaba mantenerla en las sombras.Ángel había encontrado consuelo en el trabajo, en las pequeñas rutinas cotidianas que lo mantenían ocupado, pero no podía evitar sentirse vacío, como si su alma estuviera incompleta.Coromoto, con su sonrisa sincera y su mirada que lo había cautivado, seguía siendo una huella imborrable en su corazón.Intentó muchas veces buscarla, pregu