CAPÍTULO 91: EN LA CELDA
Elena
No sé cuánto tiempo ha pasado desde que me metieron aquí, pero el frío no ayuda a pensarlo con claridad. Me duele la espalda, la cabeza me late y el estómago se me revuelve con una mezcla de hambre, angustia… y miedo. No por mí sino por mis hijos y por el bebé que llevo dentro.
Abro los ojos y todo sigue igual, las paredes grises, la banca metálica, incluso el sonido lejano de pasos. La humedad que se cuela por las rendijas del techo me produce nauseas. Estoy sola, o al menos eso creo, hasta que escucho el clic de la reja abrirse.
Levanto la mirada, esperando ver a un guardia, pero no, quien entra es el detective Cruz.
—¿Señora Baker? —pregunta con voz firme, aunque en su mirada hay algo más. Algo que no encaja con este lugar.
Asiento con la cabeza, apenas.
—Solo quería asegurarme de que estuviese bien —dice y me extiende una manta que no sabía cuánto necesitaba hasta que la siento en las manos—. No tienen calefacción aquí y… bueno, está helado.
La ternu