CAPÍTULO 45: LA BOMBA DOBLE
Jacob
El silencio que se instala en ese pasillo es tan denso que casi puedo oír cómo late mi propia sangre en las sienes. Juliette acaba de soltar la bomba con la naturalidad de quien comenta el clima: está embarazada.
La palabra me atraviesa y me deja frío... Embarazada.
El sobre que tengo en mis manos arde como una prueba criminal. POSITIVO. Nico y Lía son mis hijos; mis verdaderos hijos. El futuro que siempre me negué a admitir está impreso en ese papel. Y justo ahora, Juliette, con su sonrisa de esposa perfecta, me clava el cuchillo con el anuncio que menos esperaba.
Con un movimiento calculado, cierro la mano sobre el sobre y lo deslizo hacia el bolsillo interno de mi chaqueta antes de que pueda notar nada.
Juliette sigue hablando como si no existiera vacío alguno. Empieza a mencionar colores para la cuna, habitaciones que redecorar, nombres que discutir. Yo no escucho; solo oigo el zumbido de un enjambre.
—Basta —la interrumpo, con una frialdad que ha