Draco:
Me coloque el saco mientras miraba a mi mujer desnuda sobre la cama, tuvimos mucho sexo por la noche y quedó agotada. No podía creer que aquella mujer sobre mi cama era mía, solo mía.
Me siento un maldito afortunado cada vez que la miro, que la toco, que la huelo, que la follo. Me enorgullece saber que toda ella me pertenece. Ella es tan mia, solo mia.
Me senté en la cama y metí mi mano dentro de aquella sábana para tocar su sexo, ella comenzó a removerse y a gemir, me acerque a su oído.
—Despierta muñeca.
—Draco —gimió.
—Vamos preciosa —meti mis dedos y comencé a masturbarla—, eso es...
Ella giro su rostro para mirarme, le sonreí de lado pero ella seguía gimiendo, acerque mi rostro al de ella para besarla con intensidad mientras seguía metiendo y sacando mis dedos de ella, me encantaba como ella gemía sobre mi boca.
Saque mis dedos de ella, me pare para soltar mi cinturón y sacarme la polla, la voltee para embestirla con fuerza.
—Joder Elizabeth, se supone que debo irme