Draco:
El teléfono cayó de mis manos al escuchar la última palabra de Elizabeth, me importaba poco haber escuchado un ruso perfecto, lo que me importaba era lo que había dicho ella.
Que había sido Fausto, que el la entregó a Arnold.
Maldita sea.
Ahora tiene sentido, el porqué no llego nadie más, era para darme la advertencia de que se habían llevado a mi mujer y a Sabrina.
—Traiganme a Fausto ahora —dije—, lo quiero aquí ¡Ahora! —alce la voz.
Seis de mis hombres fueron por Fausto al hotel en dónde se suponía que nos íbamos a reunir, se que está ahí porque mis hombres lo estaban vigilando.
Sabía que había algo mal, pero no me imaginé que uno de mis más grandes socios fuese a traicionarme de esa manera, pero esto no se va a quedar así, yo mismo voy a sacarle la verdad, el otro bastardo murió antes de que pudiera abrir la boca.
No me resisti a darle una paliza, pero terminé matandolo.
—Papá.
Guarde el arma cuando escuché a Liam, ha pasado casi un día desde que se llevaron a Elizabeth, no