THORNE
El bosque plateado arde en mi visión, las llamas de Aidan lamiendo los árboles, hojas doradas cayendo como cenizas.
No es vampiro, no es lobo, pero no me importa qué es. Es una amenaza, una mancha en mi territorio, y no lo dejaré correr más. ¿Se cree que puede entrar y salir cuando quiere?
Mi cuerpo se enciende, fuego rugiendo en mis venas, y salto sobre él. Aidan retrocede, su collar brillando, pero es lento, torpe, no rival para mí. Mi puño lo alcanza, un golpe brutal en su cabeza que lo arroja al suelo, su fuego apagándose como una vela bajo la lluvia. Un quejido sale de sus labios, sangre goteando de su frente, y su cuerpo se queda quieto, malherido, apenas consciente.
¿Creía que íbamos a pelear? No tiene la más mínima posibilidad contra mí.
Enzo se mueve, rápido, sus colmillos brillando bajo la luz plateada, acercándose al chico como un buitre. Mi gruñido lo detiene, profundo, animal, y me planto entre él y Aidan, mi sombra cubriendo el cuerpo roto.
— No te acerques al muc