Algo en él me molestaba. Había algo... Algo que no me agradaba. No me daba confianza. Para empezar, había entrado a mi casa sin mi permiso.
Pero dejando su falta de modales a un lado, seguía teniendo ese no sé qué, incomodándome. Como si hubiera visto su rostro en algún momento.
—Pues resulta que no eres mi jodido invitado. Así que tienes dos opciones —hablé lento, mostrando una sonrisa irónica—. Uno, te vas de mi maldita casa en este instante.
—¿O? —me provocó.
—O te saco de aquí a patadas en dos minutos —concreté, dando un aplauso—. Por favor, elige la segunda opción.
—Eso sería algo interesante de ver —declaró, acercándose.
Si no supiera que solo intentaba intimidarme, tal vez habría salido corriendo, atemorizada. Pero si no me equivocaba, este vampiro solo quería joderme la existencia.
Si quisiera hacerme daño, ya lo hubiera hecho.
¿Cierto?
—Espera un minuto más y tendrás entradas VIP para el espectáculo.
—Vaya, pero que agresiva.
Pude notar su olor, ver sus ojos de cerca. Algo en