CAPÍTULO — “EL MES PERFECTO QUE LA IRRITA”
Treinta días.
Treinta días exactos.
Milagros miró el calendario digital de la tablet como si cada cuadrito marcado fuera una provocación personal.
Ayden Castell llevaba treinta días haciendo todo bien.
Treinta días sin cometer un solo error.
Treinta días sin salir a boliches.
Sin tragos.
Sin escándalos.
Sin fotos comprometedoras.
Sin mujeres entrando ni saliendo del edificio.
Sin historias de I*******m desde alguna terraza con música indecente de fondo.
Treinta días donde incluso la prensa —la prensa que lo había destrozado durante años— hablaba de él como si fuera un milagro empresarial.
“Nueva era en Castel Group.”
“El heredero muestra disciplina y liderazgo.”
“Ayden Castel presenta cambios notables.”
Ella apretó la mandíbula cada vez que veía un titular.
Porque sí, por supuesto, era bueno para la empresa.
Excelente, incluso.
Pero para ella…
Para ella era una tortura.
Porque Milagros Saavedra había construido una pared d