Capítulo — La ceremonia y la fiesta
El murmullo de los invitados se apagó cuando el párroco extendió los brazos, invitando a todos a sentarse. Su voz grave y serena se elevó entre las flores y las luces del jardín del Hotel Montaldo, con esa solemnidad que hacía que hasta el viento pareciera guardar silencio.
—Queridos hermanos, estamos hoy reunidos para celebrar la unión de Sofía y Adrián. Muchos de ustedes saben que ellos ya son un matrimonio de años en el corazón. Han compartido luchas, lágrimas y alegrías. Han visto nacer a su hijo, Ayden, y lo han acompañado con fe y esperanza en cada desafío. Hoy eligen, con esa misma convicción, ponerse bajo la bendición de Dios.
Las palabras del párroco recorrieron el aire como un bálsamo. Sofía, de pie frente a Adrián, sintió que el pecho se le apretaba. Inconscientemente, su mano bajó a acariciar el vientre apenas redondeado bajo el vestido. Solo algunos pocos sabían lo que eso significaba: otro hijo en camino, otro milagro que traía c