Capítulo — La ansiedad
Sofía sostenía en sus manos la carta que Adrián le había entregado tiempo atrás, aquella que él le pidió que leyera “en el momento indicado”. La había guardado como un tesoro, sin atreverse a abrirla antes. Pero ahora, en la intimidad de la habitación donde aguardaba su turno, rompió el sobre con dedos temblorosos.
La caligrafía de Adrián la desarmó.
*“Sofía, estoy escribiendo con tu pluma, la que me diste cuando me gradué. La guardé para firmar todos los comienzos, menos el que realmente importaba: nuestro comienzo. Ese día la perdí, cuando Valeria la robó entrando al apartamento que yo mismo le ofrecí. Pensé que estaba ayudando, pensé que hacía lo correcto, y en esa supuesta nobleza te fallé. No fue en nuestra casa, no fue en nuestro hogar, pero fue el lugar donde escondí mi cobardía. Hoy lo entendí. Y duele.
No te pido perdón, solo quiero que sepas que lo sé, que me arrepiento. Desde que entraste en mi vida con tu guardapolvo blanco y los ojos llenos