Capítulo — La primera noche como esposos
La fiesta había terminado, los últimos brindis todavía resonaban en el salón, pero para Adrián y Sofía había llegado el instante más íntimo. Subieron por el ascensor de cristal del Hotel Montaldo, tomados de la mano, entre risas nerviosas y silencios cargados de emoción.
La puerta de la suite nupcial se abrió y, de inmediato, los envolvió un aroma suave a rosas blancas. Todo estaba dispuesto con una perfección de cuento: pétalos formando un sendero sobre la alfombra, velas encendidas en los rincones, una bandeja con frutas frescas y chocolates junto a una botella de champagne que Adrián no pensaba abrir esa noche.
Victoria Montaldo y Samuel Duarte habían supervisado hasta el último detalle. Desde las sábanas de seda hasta la música tenue que sonaba en el fondo, nada faltaba. Todo estaba pensado para que esa primera noche quedara grabada en su memoria como un tesoro.
Adrián, con la sonrisa de un hombre que se sabe bendecido, levantó a Sof