Capítulo 45
Alicia estaba sentada pensativa en la sala de estar. Su cabello caía desordenado sobre los hombros, sus ojos hinchados por la falta de sueño. Había pasado las últimas horas buscando una nueva manera de evitar que Daryl se alejara aún más de ella.
—No puedo dejarlo escapar así como así —murmuró con voz apagada.
Sabía que Daryl estaba cada vez más frío, más distante. Las palabras duras de su marido la noche anterior aún retumbaban en sus oídos. Pero, en lugar de rendirse, Alicia comenzó a trazar un plan. Esta vez pensaba representar otro papel: el de una esposa débil y enferma, con la esperanza de despertar en él algo de compasión.
—Si me ve enferma, no podrá dejarme —se repitió, aferrándose a una seguridad forzada.
Aquella noche, se recostó en el sofá de la sala. Había atenuado las luces a propósito y se cubrió con una manta ligera. Puso el dorso de la mano en la frente, fingiendo fiebre. Su respiración se volvió entrecortada, como si realmente estuviera débil.
El sonido de