Habían pasado ya tres días desde la última vez que Alicia y Carlos se habían comunicado aquella noche.
Aquella mañana, Lilian acababa de preparar el desayuno. Gabriel estaba sentado a la mesa jugando con su cuchara, mientras Daryl revisaba los mensajes en su teléfono. De pronto, su expresión cambió y se volvió seria.
Lilian lo notó enseguida.
—¿Qué pasa, Daryl? ¿Alguna mala noticia?
Daryl no respondió de inmediato. Leyó la noticia dos veces antes de levantar la mirada hacia ella.
—Hubo un accidente anoche, en la autopista del oeste… un coche se incendió. Dos personas murieron en el acto.
Lilian frunció el ceño, confundida.
—¿Un accidente? ¿Quiénes?
Daryl tragó saliva antes de contestar:
—La policía lo ha confirmado… las víctimas son Carlos y Alicia.
Lilian se quedó en silencio varios segundos, con el rostro lleno de asombro.
—¿Qué? ¿Carlos y… Alicia?
Daryl asintió despacio.
—Sí. Su coche explotó tras chocar contra una valla de contención. No hubo sobrevivientes.
Gabriel, que escuchaba