Alejandro había tenido que ser sedado en varias ocasiones, pues tan pronto despertaba, quería ir en búsqueda de Eva y Natalia.
En su mente no para de culparse, pues en el caso de Eva, ella tenía al menos un par de escoltas que la cuidaban, pero con Natalia, con ella había sido totalmente indiferente.
Si bien había pedido cuidarla, la atención no había sido la misma que con Eva, ahora, él se veía en aquella terrible situación, pues su error le estaba pasando factura de una manera completamente aterradora.
Alejandro despertó y, al hacerlo, vio al hombre que estaba sentado a su lado, él pensaba que se trataba de un espejismo, pero no, no era aquello.
Demian estaba sentado en uno de los sofás que había en su habitación; esperaba mientras revisaba en una Tablet algo que le estaba causando gran interés y consternación.
- ¿Qué… ¿Qué haces aquí? -preguntó Alejandro sin explicar la presencia de aquel viejo amigo.
- Espero a que despiertes y cuido que no intentes suicidarte nuevamen