Tras buscar por toda la ciudad, Alejandro se encontraba desesperado; no podía pensar en otra cosa que no fuera Eva, su amada mujer, su amada futura esposa.
En la televisión se escuchaba la escandalosa noticia de que Sergio Carrasco, el nuevo CEO del grupo Carrasco, había decidido disolver la compañía e irse del país, sin decir a dónde se establecería.
Alejandro, al escuchar todo lo que se decía, solo podía sentir un enorme hueco en el estómago que le hacía querer vomitar.
De pronto, su móvil volvió a sonar; sacó este del bolsillo y vio nuevamente la llamada de Serena. Al ver bien el móvil, Serena le había llamado más de cien veces, algo dentro de sí le dijo que no estaba bien.
- ¿Qué sucede? Estoy muy ocupado…
- ¡ALEJANDRO! ¡NATALIA! ¡SE LLEVARON A NATALIA! ¡ME ARREBATARON A MI HIJA! -gritaba Serena al borde del colapso.
Alejandro sintió una enorme punzada en el pecho, inmediatamente colgó y llamó a casa; en esta, contestó la nana de Augusto y él sí estaba en casa, tranquil