39. Yo me opongo
Santiago Sandoval
Un día antes de la boda…
El comedor principal estaba iluminado por la luz cálida de la tarde que entraba por las ventanas abiertas. El aroma de la comida recién servida llenaba el ambiente, pero a mí no me sabía a nada. Mi mente estaba en otro lugar, atrapada en pensamientos que giraban en torno a Christa, la extrañaba tanto. Sabía que estaba a unos kilómetros de aquí, en el rancho de su familia, pero acercarme sería un riesgo que no podía permitirme. No sabía si Ignacio había puesto hombres vigilando, y cualquier movimiento en falso podría arruinarlo todo, el único plan que tenía hasta el momento era huir con ella lejos de todo.
—Santiago, querido, ¿todo bien? —La voz de mi madre me sacó de mis pensamientos.
—Sí, madre, solo estaba pensando —mentí con una sonrisa forzada.
Ella me miró de reojo, pero antes de que pudiera decir algo más, giró su atención hacia Mariana, quien estaba sentada frente a mí.
—Sabes, Mariana —dijo mi madre con tono alegre—, después de la bod