Katherine había caminando por los pasillos y había llegado justo a tiempo para escuchar a un par de hembras hablar de cerca de la cocina.
—El Alfa Cassian la degradó... A Serenya.
Las palabras flotaron en el aire, incrédulas, vacías de sentido al principio. Katherine frunció el ceño.
No le gustaba escuchar a escondidas pero aquello la había tomado por sorpresa y se quedó paralizada.
—¿Qué quieres decir con que la degradó?
—Ya no es la líder del harem. No tiene privilegios. La humilló ante todos, le quitó la posición y prohibió que cualquiera la volviera a tratar como superior.
Katherine se quedó quieta, como si las palabras se hubieran incrustado en su pecho y no supiera cómo reaccionar.
La imagen de Serenya altiva, con la barbilla en alto y esa sonrisa burlona pintada en los labios, contrastaba brutalmente con la idea de verla humillada frente a los demás.
—¿Por qué lo hizo? —preguntó la hembra aunque una parte de ella ya sabía la respuesta.
—Dijo que nadie toca a su Luna... ni siqui