Ente el instinto y ella.
La noche había caído hacía horas, pero el campamento seguía con un aire inquieto, como si algo invisible respirara entre las sombras. Yo no podía dormir. Desde el entrenamiento con Serena y la llegada de Dalan, la marca en mi muñeca no había dejado de molestarme. No dolía… pero latía. Como un corazón que no era mío.
Y cada vez que Lía estaba cerca, ese latido se aceleraba.
Era inaceptable perder el control así. No siendo Alfa.
Me encontraba en el borde del bosque, observando el límite de nuestras tierras. La niebla baja hacía difícil distinguir figuras a lo lejos, pero mi instinto estaba alerta. Algo no encajaba. Algo se movía de forma antinatural.
—Kael.
Me giré. Lía avanzaba hacia mí con pasos silenciosos. La luna iluminaba su cabello y la hacía ver distinta, casi… irreal. Me odiaba a mí mismo por pensar eso.
—No deberías estar aquí —le dije, más brusco de lo que pretendía—. Es terreno de patrulla.
—Dalan dijo que estabas aquí y pensé que…
Me tensé al escucharlo.
—Dalan no debería c