CAPITULO 14: INFORME DEL ATAQUE
En otra zona de Chicago, lejos del olor rancio de la prisión femenina, Brandon Barrett caminaba de un lado a otro de su lujosa oficina con el teléfono pegado a la oreja. El humo de su cigarro llenaba la estancia, mientras su voz sonaba fría.
—¿Y bien? —preguntó con impaciencia—. ¿Ya se cumplió lo que pedí?
Del otro lado de la línea, su abogado, un hombre astuto y acostumbrado a lidiar con la suciedad legal, respondió con tono mesurado.
—Sí, señor Barrett. El “recibimiento” fue ejecutado. La señora Harrison fue atacada tal como ordenó. Pero... hubo un problema.
Brandon se detuvo. Frunció el ceño.
—¿Qué clase de problema?
—Las mujeres se pasaron con la mano —admitió el abogado con un suspiro—. Está hospitalizada en el área médica del reclusorio, muy grave. No se ha despertado desde la tarde cuando fue llevada ahí. Al parecer, la herida fue más profunda de lo que pensábamos. El médico dijo que es posible que uno de los órganos haya salido dañado.
Brandon