Esa mañana en la universidad, el aula estaba en silencio, roto solo por la voz firme de la profesora que explicaba un tema ya avanzado en la pizarra digital. Lena entró con cautela, tratando de no llamar demasiado la atención. El murmullo de algunas hojas moviéndose y el golpeteo de los teclados era lo único que acompañaba la clase. Caminó con paso seguro hasta un asiento libre hacia el fondo, justo junto a una muchacha rubia que levantó la vista apenas la vio.
La rubia sonrió con amabilidad y giró su cuaderno hacia Lena.
—Te perdiste la introducción, soy Jennie Clarens —susurró, empujándole los apuntes para que ella pudiera leerlos.
Lena asintió, agradecida, y le devolvió la sonrisa.
—Gracias, soy Lena.
De inmediato clavó la vista en los apuntes. Notó la letra ordenada y clara de Jennie, cada concepto subrayado con distintos colores, como si todo estuviera perfectamente estructurado para no perder detalle.
La profesora hablaba sobre fundamentos de administración, el papel de la plani