Kerem elevó a Lena en sus brazos, llevándola a la colchoneta en el suelo del almacén. La acostó con cuidado, sus grandes manos ayudándola a sacar el vestido por la cabeza, dejándola solo con unas bragas blancas. Sus ojos recorrieron sus pechos pequeños, sensuales sin la tela cubriéndolos. Se inclinó, besando uno, un gruñido escapando de su boca al chuparlo. Lena jadeó, el calor de su lengua enviando un escalofrío por su cuerpo. Succiono el otro con el mismo fervor, sus labios cálidos, su lengua girando alrededor del pezón endurecido. Le encantaba hacerlo, y a ella le encantaba que lo hiciera, su respiración seguía volviéndose rápida, mientras sus manos enredándose en su cabello.
Le quitó las bragas, y la piel de Lena se erizó con la tela deslizándose por sus muslos. Pronto Kerem se despojó de su propia ropa, mostrando su erección libre, dura y enorme. Colocó la punta en su entrada, abriendo más sus piernas. Lena tenía el coño más lindo que alguna vez hubiese visto y las uñas de Lena s