Capítulo 98. Lo que Nunca Dijimos.
**Valentina**
La sala era blanca. Demasiado blanca. Me molestaba la neutralidad. Las paredes sin adornos, la luz difusa, las sillas ergonómicas. Todo parecía diseñado para no provocar nada… pero yo ya venía provocada desde dentro.
La terapeuta se llamaba Solange. Pelo canoso recogido, ojos sabios, voz como susurro constante. Nos ofreció agua. No aceptamos. Ya había suficiente en los ojos.
Alejandro estaba a mi lado. Rígido, como si se preparara para una cirugía. Yo no podía mirarlo mucho. Cada vez que lo hacía, recordaba el día del accidente. Su rostro desencajado. Sus manos ensangrentadas por cargarme.
—Pueden hablar cuando quieran —dijo Solange, cruzando las manos sobre el regazo.
El silencio nos tragó por unos segundos. Luego yo respiré hondo.
—No me reconozco —dije—. No soy la mujer con la que te casaste.
Alejandro me miró. No con pena. Con dolor.
—Yo tampoco me reconozco, Valen —respondió.
Sentí cómo se me tensaba la mandíbula. Cómo las palabras querían salir, atropelladas.
—Esto