Capítulo 99. Volver a Habitar el Cuerpo.
**Valentina**
Volví al atelier por primera vez en seis meses.
No entré por la puerta principal. Crucé por el patio trasero, toqué la pared de piedra con la palma de la mano y me permití un momento antes de cruzar el umbral. El olor seguía siendo el mismo: mezcla de lino, hilos metálicos y aceite de máquina. Pero yo ya no era la misma.
La tristeza me había dejado cicatrices silenciosas. Ya no lloraba por todo. Pero tampoco me reía con ligereza. Aprendí a respirar distinto. A poner límites. A vivir con lo que no se nombra.
El maniquí de mi estación seguía cubierto por la misma tela cruda de la última colección. Me acerqué y pasé los dedos por el borde. No quería diseñar otra línea. Solo quería saber si aún era capaz de sentir algo por las telas. Y sí… ahí estaba. Muy bajito. Pero estaba.
—¿Volvemos? —susurré, como si el atelier pudiera oírme.
La aguja volvió a pasar entre mis dedos días después. Primero tímida. Luego decidida. Y al mismo tiempo, el deseo de recuperar algo más… algo más