Capítulo 138. La Costurera del Silencio.
**Mónica**
La tela más difícil de bordar siempre fue la mía.
Yo, que aprendí a coser para no derrumbarme, que oculté mis miedos entre patrones y terminados perfectos, estaba allí, bajo los reflectores suaves de un teatro en Kioto, recibiendo el galardón que durante años imaginé —y luego dejé de esperar—.
"Premio a la Mejor Dirección Creativa de Moda con Impacto Social – ORIGEN", decía la placa. Pero sabía que no era solo mía. Era de Valentina, de Alejandro, de Camilo, de cada mujer que cosió cicatrices en Palenque, de cada sombrerera en Aguadas, de cada niño que ahora tiene un futuro gracias a nuestro proyecto social en Medellín.
El auditorio guardaba silencio. Se esperaba mi discurso.
Tomé aire. Me levanté.
Caminé hasta el atril. Usé un kimono de lino sin mangas, con una orquídea bordada en el pecho izquierdo. Lo diseñé yo misma. No para impresionar. Para recordarme de dónde vengo.
—Buenas noches —comencé—. Mi nombre es Mónica Estrada. Y estoy viva.
Algunas personas rieron suavement