184. El Peso de la Corona Rota
La mañana siguiente, la luz que entraba por los ventanales del living no parecía limpiar las sombras, sino exponerlas. La cruda verdad sobre sus padres había dejado a Selene y Florencio en un estado de limbo. La rabia, el motor que los había impulsado durante tanto tiempo, se había evaporado, dejando en su lugar un vacío incómodo y una pregunta sin respuesta: ¿Y ahora qué? ¿Cómo se lucha en una guerra cuando descubrís que tu propia bandera es una mentira?
Florencio pasó horas en silencio, revisando los archivos de su padre una y otra vez, como si esperara encontrar una negación, una nota al margen que redimiera al hombre que había idolatrado y odiado a partes iguales. Pero no la encontró. Solo había más pruebas de su fría y calculadora ambición.
Selene, por su parte, se sentía a la deriva. Su venganza, el pilar sobre el que había construido su identidad durante años, se había derrumbado. Si Elio no era el asesino, sino otra víctima, ¿contra quién dirigía su odio? ¿Contra un fantasma?