183. La Herencia de los Monstruos
La confesión de Mar a Blandini fue un susurro que cambiaría el curso de la guerra, una traición silenciosa ejecutada en los márgenes del drama principal. Cuando volvió al living, su rostro era una máscara de inocencia asustada, la de la chica que acababa de presenciar una revelación que la superaba. Nadie sospechó nada. Selene y Florencio estaban demasiado sumidos en las ruinas de su propia historia como para notar el sutil olor a victoria que emanaba de ella.
El resto de la noche transcurrió en una bruma de shock y conversaciones fragmentadas. Florencio, por primera vez, abrió los archivos prohibidos de su padre. Los que nunca se había atrevido a leer en su totalidad. Y allí, en la pantalla de la laptop, a la luz de una única lámpara, le mostró a Selene el testamento de la locura de dos hombres.
Vieron fotos. Fotos en blanco y negro de laboratorios clandestinos en la Patagonia. Diagramas genéticos que mezclaban ADN humano con el de cánidos. Y notas. Cientos de páginas de notas del Dr