¡Queridas lectoras! Si han llegado hasta acá, todavía latiendo después del segundo infierno en la Usina, las felicito. Son tan supervivientes como Selene y Florencio. La batalla de la noche se terminó, pero como acaban de leer, la verdadera guerra todavía no. Atrás queda el acero y la sangre para recibir un laberinto mucho más peligroso: el de los secretos, las mentiras y verdades a medias. Gracias por acompañarnos en cada disparo y cada aullido. Lo que viene ahora pondrá a prueba no solo sus cuerpos, sino sus almas. De ahora en más todo está a punto de aumentar. ¿Creían que Elio era el peor de los monstruos? Esperen a conocer a los que no necesitan garras para destruir un mundo. ¡Gracias por leer y nos vemos en el próximo capítulo! Con cariño y adrenalina, Matías R Cisneros