«Si maté a tu padre que fue quien me marcó, puedo matarte a ti, que eres mi mate. Soy la actual reina del harén, no una esclava» Asya no cedería ante el poder de un alfa.No de nuevo. Tenía a alguien pequeño a quien proteger. La primera vez que Ilayen la vio supo que ella era de él, su mate, su destino, su loba, sin embargo... ella se estaba casando con su padre, el actual alfa, y entrando al harén como la cuarta reina, y él era simplemente un cachorro de 16 años que aún no se había manifestado. Mas no tenía intenciones de rendirse. Ella era suya y la tendría de vuelta. Solo no se esperó una traición por parte de ella que lo llevaría a huir de la manada y su padre. Pero él volvería y se vengaría. Y le haría sufrir de vuelta todo el dolor de vuelta, aun si todavía la amaba. Novela de una de las manadas del mundo de *Eres la Madre de mis cachorros*
Leer más-Demonios, ya estás comenzando a apretar mi nudo- Ilayen jadea sus caderas sin detenerse, cada embestida empuja más profundo su miembro.La punta de su glande golpea el cérvix de ella con una mezcla de dolor y placer. Sus fluidos lo cubren, goteando por sus testículos y muslos, haciendo un desastre entre ambos.Asya muerde el costado del cuello de él en busca de enfocarse. El placer la estaba abrumando. Su cuerpo se retuerce, abrumado, sus manos arañando la dura espalda de él mientras intenta anclarse. Él es implacable, la excitación impulsa su ritmo de las caderas de ambos y las feromonas del príncipe cada vez son más densas.Mía- gruñe, su voz desbordando el dominio de todo macho sobre su mate- Eres mía, recuérdalo.Sus gritos de Asya se intensifican sin importarle si alguien podría escucharlos desde afuera, su mente no podría pensar en eso. Su sexo se estremece alrededor del gran falo que la atravesaba mientras la empuja hacia otro límite. Siente su cérvix ablandarse bajo sus impla
Ilayen comenzó a moverse, retirándose casi por completo antes de volver a golpear su interior, marcando un ritmo implacable. Su boca devoraba la de ella entrelazando sus lenguas, ambos sumidos en un crudo placer nuevo para ambos. Por un momento el príncipe pensó que el enlace que ella tenía la haría sufrir durante el proceso, pero había dos opciones.O no lo sentía al ser él su mate… o ella era demasiado buena ocultando el dolor que azotaba su cuerpo de ser tocada por otro lobo que no era su pareja. Esperaba que no fuera lo segundo porque a culpa que sentiría lo abrumaría. Era increíble lo mucho que uno podría llevar a valorar a esa loba bendecida para caminar a su lado en la vida.Besó con más ansias a la reina. Sus brazos envolviéndola como podía y dejando caer su cuerpo contra el de ella. Sus caderas chocaban y lo húmedo durante el roce de piel a piel llenando de sonidos toda la habitación.Los pechos rebotan rozándose contra el duro de él con cada embestida, sus gemidos se vuelve
Ilayen repasa con la mirada el cuerpo de ella de arriba abajo hasta que sus ojos se clavan en el sexo de ella aun temblando por el orgasmo recién, que la había dejado sin aliento y desparramada en la cama. Lo mejor de ella en ese momento era su expresión, relajada, como si estuviese en las nubes. El aire cargado con el aroma de su excitación, y su respiración entrecortada llenan el silencio de la habitación. Sonrió complacido jurándose que la haría pasar muchas noches más así, por ahora solo marcaría en sus recuerdos este momento para que ella no pudiese olvidarse de él nunca.Él se enderezó entró los muslos sin fuerza de ella guiando su miembro en dirección a su sexo, presionando la punta contra sus labios húmedos e hinchados. Lenta y de forma deliberada, Ilayen arrastra su longitud por sus pliegues de arriba abajo, separándolos con cada pasada que daba. El calor del interior del ella contra su piel sensible de su glande le hace gemir bajo y soltar un gruñido apretando sus dientes. E
Ilayen no detuvo aun después de escucharla protestar por el intenso estímulo. Continuó el asalto a su clítoris tanto que eres desesperante, su lengua y labios, los dos a la vez rodeaba y acariciando el sensible capullo. Casi lo muerde entre sus colmillos sabiendo que eso la volvería loca y la haría correrse, pero deseaba más que lo hiciera cuando su boca estuviese contra su entrada.Aun así, lo raspó con la punta, lo justo para escocer y hacerla gritar. El dolor y el placer se le estaba uniendo en una fina línea haciéndola temblar.El príncipe bajó dos dedos para deslizarlos dentro de ella fácilmente, sus paredes se abrieron dándoles paso hasta que estos estuvieron enterrados hasta los nudillos. Sus paredes lo apretaron con fuerza, casi quemándolos a la vez que el comenzó a bombearlos, sacándolos y metiéndolos con un ritmo constante, cada vez que los enterraba su sexo lo engullía como queriéndolos dejar allí. Si hacía eso solo con sus dedos no quería imaginarse cuando estuviese dentro
Ilayen dejó salir un jadeo de sus labios mirando tan fijamente los pechos de ella que no pudo evitar llevar sus manos allí y acunarlo entre sus manos. Estos se sentían suaves y ligeramente pesados, con el tamaño perfecto para él amasarlos y donde los pezones endurecidos rozaron su palma.-Demonios, eres tan perfecta- se relamió los labios mientras murmuraba. Gruñó en su garganta atrapando los pezones entre sus dedos y presionándolos, estimulándolos, quizás con un poco más de fuerza de la que debía ya que era la primera vez que hacía algo como eso, ya que Asya agarró sus muñecas deteniéndolo.-Esa zona es muy sensible y delicada- la voz de ella estaba entrecortada- hazlo más suave, presiónalos ligeramente darle vueltas con los pulgares.Ilayen siguió cada una de las indicaciones de ella al pie de la letra. Y si sintió la diferencia, cada vez estaban más duro y su boca salivaba. No esperó mucho para abrirla y lamer uno de ellos con su caliente lengua. La sintió removerse contra él y sol
Ilayen posó sus manos sobre las de ella recorriéndolas por sus hombros anchos y fuertes para que ella pudiera sentir todo lo que se le había desarrollado. La tela de su túnica se había soltado dejando todo su torso expuesto para que ella pudiera palparlo. Por sus brazos mucho más grandes que cuando se había ido, cada curvatura, cada vena marcada sobre estos y ella los iba dibujando con sus dedos. Incluso las manos de Ilayen la soltaron y ella siguió explorando.Una vez que repasó sus brazos sintiéndose satisfecha no tardó en llegar a su pecho mucho más grande y fornido de lo que recodaba, hasta sus manos se sentían pequeñas. Lo escuchó reírse un poco ante sus roces, quizás porque estaba tan sensible que le provocaba cosquillas. El vientre a continuación era duro y marcado, ya antes era así, pero ahora parecía más sólido.-¿Te gusta lo que has tocado hasta ahora?- lo escuchó preguntarle.Asya alzó la mirada deseando poder verlo en ese momento. Seguro que la expresión del lobo era todo
Asya tembló ligeramente acomodándose mejor sobre el regazo de él aunque no importara como se moviera podía sentir entre sus muslos el bulto caliente del miembro de él que se notaba realmente grande. Su boca se estaba haciendo agua sin quererlo, una reacción natural de su cuerpo a la excitación de su mate. Completamente contraria cuando estaba con su enlazado donde solo podía sentir asco ante sus toque y a la traición de su cuerpo cuando este la estimulaba con sus feromonas.Cerró sus ojos y tomó un largo suspiro enfocándose en la palma de sus manos, sus nuevos ojos, con los que había aprendido a ver el mundo que la rodeaba de una forma diferente. Quizás ahora estuviera ciega, pero era como si un universo completamente nuevo se hubiera abierto para ella.La textura debajo de sus manos era firma y a la vez suave. Comenzó a mover sus dedos con cuidado, explorando cada parte de aquel rosto que le pareció familiar, pero a la vez tenía un cierto toque diferente y más maduro y eso que solo h
Ilayen acunó su mejilla. Era normal que ella se sintiese así de insegura. Su padre la había tratado como un trapo. Además, una hembra tocada por otro macho… había cuestiones en la que todavía algunos tenían que evolucionar en cuanto pensamiento.-Sí, y todas las veces que te puedas imaginar. He querido estar a tu lado desde el primer momento que te vi caminando por ese pasillo y tenerte aquí hoy, sentada en mi cama, es más que suficiente para que mi cuerpo duela de la excitación.La sintió estremecerse y una lágrima corrió por la mejilla de ella. El príncipe la secó con el pulgar y después llevó su mano a su boca lamiendo la lágrima salada y rica. Acto seguido se levantó para sentarse en la cama y agarró la cintura de Asya que se sintió estrecha entre sus dedos.Con lo pequeña que ella era ahora en comparación con él le fue fácil alzarla y moverla hasta dejarla sentada en su regazo, ganando un pequeño chillido de susto por parte de ella que se aferró a sus hombros.Ilayen se corrió ha
Asya tragó en seco tras escuchar las palabras del lobo junto a ella.-Pero si sale bien…- ella quiso completar la frase, pero de solo pensarlo su corazón saltaba.Se llevó la mano a la nuca palpando la marca que estaba allí.-Será doloroso, una vez que esta se comience a desvanecer. Incluso puede que el dolor te vuelva loca, pero podrás ser libre de él- Ilayen agarró la mano de ella y entrelazó sus dedos apretándolos de forma ligera. Las palmas de ella se sentían tan suaves a comparación de las duras de él.-Libre- Asya mencionó lentamente. La sola idea de no tener miedo cada noche esperando ser llamada, o cuando cruzaba aquella puerta y sentía el olor de las feromonas del alfa que la estremecían.Sus ojos… vacíos por culpa de ese mismo lobo se le llenaron de lágrimas. Podría volver a ver a su hermana, podría volver a sentirse segura. Podría ser libre.Ilayen sonrió por la expresión que ella estaba poniendo en ese momento.-Disculpa si te mentí antes- él soltó un suspiro- Como ves, mi