034.

El líquido sabía a óxido.

Selene lo tragó en dos sorbos. No lloró. No vomitó.

Sólo se quedó quieta. Sintiendo cómo algo se abría por dentro, como si el cuerpo se volviera cueva. Como si el veneno —porque eso era— buscara entrar en rincones donde ni siquiera su dolor se había escondido.

Mora la observaba sin intervenir.

—No te va a matar.

Selene no respondió.

La piel le ardía. No como fuego. Como hielo.

Un frío líquido, circular, que se arrastraba bajo la dermis, siguiendo rutas antiguas, líneas genéticas que ella ya no recordaba.

—¿Y si no vuelve? —preguntó.

—Entonces serás lo que quede.

—¿Y si no queda nada?

Mora sonrió. Tenía los dientes manchados de tierra.

—Entonces al menos vas a saberlo.

🌑 🌊 🐾

Florencio salió a la calle con un equipo reducido de prensa.

Había elegido hacerlo sin protocolo.

La Ley del Padrinazgo iba a ser presentada en formato audiovisual: él, caminando entre la gente. Charlando. Prometiendo. Con rostro cansado pero decidido.

Tenía un discurso preparado. Lo ha
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