La noche después de la visita al médico, Demian convocó una cena de emergencia. En la mesa, en el refugio de Elena Vieri, estaban Valeria, Sara, Dante y Claudia. Y, en una aparición inusual, Marco Vieri, el patriarca, el hombre que solo se movía por estrategia y poder.
El ambiente era eléctrico. Demian, a pesar de estar limpio y vestido con su impecable traje, irradiaba una tensión controlada. No era la furia de la guerra, sino el nerviosismo del futuro. Tenía a Valeria sentada a su lado, sus manos entrelazadas sobre la mesa.
Demian: (Aclarando la garganta, su voz extrañamente formal) "He convocado a esta cena no por la guerra, sino por una noticia personal. Valeria y yo... tenemos algo que anunciar.
Valeria, ahora calmada, miró a su alrededor. Sara la miraba con ojos expectantes. Marco Vieri mantenía una expresión fría.
Valeria: (Tomando la palabra con una sonrisa de calidez pura) "Hemos tenido un chequeo médico, y... mi Emperador y yo estamos esperando nuestro primer hijo."
Hubo una