La mansión Vieri era un esqueleto humeante. El olor a quemado y pólvora era el aire que respiraba Demian mientras emergía de los restos, ileso pero sucio de hollín y una rabia helada.
Marco Vieri, el patriarca, llegó con sus propios hombres. Observó los daños con una furia silenciosa, pero su reproche se dirigió inmediatamente al corazón de su hijo.
Marco Vieri: (Con voz profunda y acusatoria) "Una declaración de guerra. Esto es lo que pasa cuando dejas que la calidez te distraiga, hijo. Ahora, la venganza será costosa para los negocios. ¿Qué vas a hacer?
"Demian, por primera vez, no sintió miedo ante su padre. Solo sintió un desprecio puro por la mentalidad que había roto a su madre y casi lo rompe a él.
Demian: (Con un tono bajo, cortante y letal, confrontando a Marco Vieri directamente) "La venganza será absoluta. Y no me importa un carajo si es costosa. No me importa un carajo si quema los negocios hasta los cimientos. Tú siempre pusiste el imperio por encima de mamá, por encima d