— La Calma Rota —
La noche cayó sobre la mansión Vieri, tranquila y falsa. Valeria y Demian estaban en la suite principal, disfrutando de la nueva calidez que había traído el consentimiento. Habían estado hablando de forma relajada, algo inédito meses atrás.
Valeria: (Riéndose) __Tu regalo de los chocolates fue un poco torpe, Demian, pero lo agradecí. Es mejor que la posesión violenta__
Demian: (Acariciando su mano con ternura, un gesto que antes solo era de control) __Estoy aprendiendo. Y a mí me gusta esta... calidez. Pero recuerda, Valeria. Mi padre ha soltado a los perros. La guerra es inminente__
Justo cuando Demian lo dijo, el infierno se desató.
Un sonido ensordecedor rompió las ventanas del ala Este: explosivos. Las alarmas de la mansión se activaron, y el grito estridente de las sirenas se mezcló con el sonido de disparos automáticos. La mansión estaba bajo ataque.
Demian se levantó de la cama con la velocidad del depredador. Su cuerpo pasó del amante cariñoso al Demonio en u