Adrián nunca ha planificado nada en su vida más que sobrevivir en el mundo que ahora pertenece. Conoció a una mujer con la cuál pasó la noche y ahora detesta por haberle robado. Queriendo olvidar el hecho lo deja pasar, pues la considera sin importancia. Pero tener un lugar en su familia también le da responsabilidades, por lo que cuando acepta un matrimonio que eliminará la enemistad con una familia poderosa, espera que la mujer piense igual que él para no volver a verse luego de la ceremonia. Solo que no espera que Valentina Bassett se la mujer con la cual pasó la noche semanas antes y sobre todo, rompa todos sus esquemas. Sea la pesadilla que se quiere quitar de encima y a la vez la mujer que le roba la calma que siempre conservó. Él es hielo. Ella es fuego. Una ama el caos, el otro solo quiere ignorar lo que ve en ella. Ella lo odia. Él le demuestra que le corresponde ese sentimiento, pero no puede evitar ese instinto de protección cuando conoce lo que esconde. ¿Ella dejará su objetivo real para aceptar casarse o continuará sin importarle nada? ¿Él estará dispuesto a dejarla tener algo de él que nadie podría? ¿Se logrará derretir el corazón del mafioso?
Leer más__ No pienso aceptar eso. - dijo Valentina cuando le avisaron de lo que su familia había acordado con los Crown - Ni siquiera pidieron mi opinión. No saben si podría tener novio y ustedes pretenden que me case con...
__ Novio no tienes hasta donde sabemos, así que deja la tontería. - la regañó su madre, siendo apoyada por Larry su cuñado, quien guardó silencio. - Esto pondrá fin a la contienda de familias. Piensa en eso.__ Pues hay otras formas. No tiene que ser necesariamente un matrimonio conmigo. - se vio enojada con ellos y decepcionada, incluso de su madre de quién ya casi nada le extrañaba. - Si mi papá viviera, no consentiría este arreglo jamás.__ Pues no está y es justamente por eso que no queremos guerras con nadie. Por eso se han casado tus hermanos y por eso te casarás tú. - atribuyó su madre. Levantó la mano para silenciarla cuando la vio con intenciones de refutar nuevamente. - No se extenderá este tema. Te casas con el hijo de Aarón y ya.Ni siquiera la dejó terminar de hablar cuando salió dando un portazo en su habitación. Larry le dio una mirada compasiva, un apretón leve en su hombro y salió del mismo modo.Valentina se dejó caer en la cama. Estaba furiosa. Quiso llorar, pero no le daría ese gusto, pese a que cuando le pidieron viajar a esa ciudad el día anterior jamás creyó que sería para eso.Había escuchado muchas cosas de los Crown y ninguna de ellas fue agradable. Conocía solo a Aarón y a Luisa, por casualidad, pero su padre le dijo que era mejor no saber mucho de ellos y ahora ¡tenía que casarse con uno de ellos!¿Que condena estaba pagando para eso?Renzo le prometió que jamás la casaría con alguien por conveniencia, pero ahí radicaba el problema. Él murió ocho semanas antes y ya le estaban dando una solución a los responsables de su muerte, porque su tío se encargó de que ella los culpara de ello.No se casaría con nadie, se dijo. Salió esa noche a encontrarse con el único que podría ayudarle. Fabrizio. El enojo no era buena compañía cuando la desesperación llegaba, por lo que cuando llegó al bar donde lo citó, se dispuso a esperar paciente.Adrián, por su parte estaba cansado de tantas semanas donde el trabajo y los sucesos repentinos de su estresante vida lo abarrotaron.Escuchar ese "acepto" lo sorprendió hasta a él. Pero la boda concertada ya había sido pactada y no le quedaba más que hacerle frente. El exceso de amabilidad lo llegó a hastiar del hombre que la propuso, por ello abandonó el edificio desde que dijo la palabra que lo condenó.Necesitaba ahogar el enojo o se desquitaría con quién no debía.De un momento a otro concilió la esencia floral en la que destacaba el clavel y la gardenia sobre matices de rosa, la notas fueron absorbidas por su nariz al percibir que tal aroma era desprendido por la mujer de cabello dorado a dos lugares de donde se encontraba sentado.Parecía impaciente por algo, saber leer el lenguaje corporal de la gente se lo hizo saber.Quiso ignorarla, pero no le fue posible con el tintineo de la pulsera que llevaba en la mano, la cual chocó contra la barra cada vez que la movía.__ A quien sea que esperes, no llegará más rápido si ves cada dos segundos a la puerta. - exclamó llamando su atención.Valentina se giró y encontró a un espécimen de porte y altura resaltante en el lugar. Un físico que impresionaría o amenazaría a quien fuera con solo dedicarle la mirada hastiada que en ese momento hundió su estómago.La boca se le secó. El aire se volvió denso y a su mente le pasaron muchas ideas, cuando lo vio pasar los grandes tragos de licor que vaciaron el vaso. ¿Que le ocurría? ¿porqué tenía esas ideas?No la volteó a ver totalmente, sino que solo llenó de nuevo el vaso y la ignoró por completo.Ella hizo lo mismo, odiando la actitud del sujeto. No la conocía para que se atreviera a reprenderla, se dijo.Pero cuatro horas pasaron y Fabrizio no llegó. Ella en ese tiempo se bebió cinco copas de Brandy y en lugar de calmar las ansias, solo incrementaron. Lo necesitaba, pero no fue capaz de ayudarla como esperó. La decepción fue de muchos ese día.Ya no sabía que hacía, pero caminó a la zona donde la luz no llegaba casi, donde se sentó, sin saber que en ese bar había una regla referente a ese lugar, pero tener muy poca lucidez la volvió alguien que no pretendía hacerle caso a los reglamentos de una señorita, que según su madre debía seguir en todo momento.Ahora solo era alguien herido que quería olvidarse de todo. Razón por la cual cuando sintió una tarjeta ser puesta en su mano, se dispuso a leer el número.Era la llave de una habitación__ No hables, que palabras es lo último que necesito. - dijo esa voz que se pegó a su oreja, erizó su piel de solo chocar su aliento en ese sitio. - Tú tarifa me la dices cuando las dos horas pasen.Decir que no comprendía a qué se estaba refiriendo con eso, sería mentira. Claro que sabía. La estaba confundiendo con una dama de compañía, pues era como su padre las llamaba siendo la forma más educada de llamarlas.Lo peor del caso fue que no quiso ni aclararlo. Era el mismo hombre que ella corrigió antes, podía reconocerlo donde fuera.Se casaría con alguien que no quería. Su madre la mataría si se daba cuenta de donde estaba. El único en que confió para ayudarla, no asistió a su cita. Sí todos la decepcionaron a ella, ¿porque no hacer lo mismo con ellos?No tenía caso pensar con quién.No se negó y solo movió la cabeza en señal de aceptar las demandas del hombre que tomó su mano y la llevó con él por el pasillo que no quiso ni ver, solo con la figura intimidante del hombre de saco oscuro y camisa del mismo color la hizo saber que quizá no saldría viva de ese sitio.La cuestión era que en ese momento morir o casarse con un tipo que describieron como cruel estaban en el mismo nivel.Al hombre no le interesó encender la luz y desde que estuvieron en la habitación, se fue contra ella, quien recibió el atropello brusco con sorpresa. Pero los besos feroces la distrajeron de todo razonamiento. Se perdió en las caricias salvajes del hombre que no le tuvo lastima a sus caderas cuando enterró los dedos en ese sitio, subiendo la camisa con la misma fuerza.La despojó de su ropa en menos de nada, cayendo sobre el hombre que parecía desesperado por obtener más de ella, como también Valentina quería saber si sus límites eran reales.La invasión en su cuerpo le sacó un grito de dolor, que esté silenció con su boca, en tanto sus músculos se volvieron más rígidos al sostenerla de la cintura y comenzar a moverla a su gusto.Valentina se vio cegada por el sabor a pecado que había en esas grandes manos, gruñidos roncos y estocadas cargadas de dominio, que no pensó en nada más. Ni siquiera en la forma que saldría de ahí o si iba a salir.El rostro del hombre que sentaron a las malas frente a la figura vestida con un gabán, era fácil de descifrar. Terror absoluto. El pobre contador había cometido un error del que ni siquiera él sabía, pero Leonardo no era alguien que dejara todo enteramente en manos de sus empleados. Sobre todo cuando de lo económico se trataba. —Lo lamento. No me di cuenta. —sintió dolor en su hombro cuando lo soltaron. —Lo arreglaré lo antes posible. —Dejo pasar un error a un grupo muy reducido y privilegiado. En donde tú no perteneces, claramente. —exclamó pasando el dedo por el borde del vaso. —Y eres tan imbécil que te das el lujo de cometer tres en el mismo mes. Que yo esté ausente, no significa que no sepa lo que ocurre, Gibraltar. El consejero Ryan estaba de pie a un lado de su jefe, y no debía pensarlo mucho para saber que era él quien cuidaba de cada aspecto en la vida de ese hombre, que confiaba en su palabra más que en la de cualquiera. Estaba con su familia desde tiempos memora
__ No creo que estés hablando en serio. - intervino Valentina al ver la maleta con el dinero que Cárter había guardado. - Escuché que no ibas a cumplir ese capricho de esa…Mirna es una perr@. ¿Con qué te convenció? __ Me enteré que quiere vender nuestra información a Clanes desterrados en Montecarlo, además que supe que está sosteniendo un amorío con uno de ese clan y de seguro es por esa razón que estará allá. - cerró la maleta con enojo. - Prefiero darle el dinero porque ganas de matarla no me faltan, pero si está con ellos, sería iniciar una guerra y no pienso condenar a los Bassett a lidiar con algo que no les corresponde. __ ¿Vas a pagarle para evitar que hable? __ Lo único que la tiene con vida es que es la madre de mi hijo. - tiró de la maleta para cargarla con ella. - Quiero que tanto mi hijo como el tuyo crezcan en paz, al menos momentánea, pero no en una guerra rodeándolos. __ A veces siento que te quiero, imbécil. Pero eres tan…- Se guardó la palabra y este solo se ri
La ceremonia había acabado dos horas antes y tanto Renzo como Vanessa parecía que no se querían dejar de ver. Era algo poco creíble que luego de tanto tiempo, al fin pudieran estar juntos. Años separados. Décadas sin verse, sentimientos guardados hasta que el momento de dejarlos libres, al fin llegó. Vanessa tenía una argolla de matrimonio en su dedo, en la cual se había grabado el legado que ahora compartían, pero que ya tenía su dueña. Su regreso no fue por el poder, sino para reiterar a quien le pertenecía. Por fin podía tener una vida tranquila, luego de sus pesadillas, había llegado ese instante que quería que se extendiera hasta el último día. Valentina, la bebé que veía de lejos toda la vida, ahora le sonreía desde la distancia con un hombre que lo hacía con verdadera devoción siendo su esposo. Si eso era la felicidad absoluta, por supuesto que la iba a querer siempre. Los hijos de Renzo charlaban entre ellos, siendo diferentes cada uno. Cárter estaba más sobrio que nun
Que Valentina pudiera estar en su casa sin ningún tipo de preocupación, era el logro que a Adrián más le fascinaba. La veía jugando con su bebé, yendo a correr cuando Vlad dormía y Rasha recuperándose de todo, tanto como lo hacía él. Y podría jurar que era la mejor etapa de su vida. Las balas que lo habían alcanzado seguían sanando, pero no podía quedarse en cama todo el tiempo, por lo que el cabestrillo lo usaba solo cuando el dolor era tan agobiante como para cantarlo al tener el brazo libre. Debía ponerse un alto y sentarse. Por lo que en ese momento al no estar su esposa, fue quien se movió para ir con él bebé que apenas había despertado en la cuna que tenían en el cuarto contiguo. Lo encontró jugando con sus pies, tomando uno para intentar llevarlo a su boca, provocando la sonrisa que nadie pudo observar al estar solo. __ Tienes 3 meses, deberías dormir no querer comerte solo. - lo regañó con humor. El pequeño bebé pareció haber reconocido su voz, porque se detuvo y lo miró
Las camionetas se movieron por toda la carretera hasta que pudieron estar en la pista en la cual debían estar para esperar el avión que llegaría tan solo unos minutos después. Adelina estaba dentro del auto oyendo la conversación de Ron por teléfono con alguien que lo hacía reír y enojar al mismo tiempo, viéndose muy cómico cuando sus gestos hablaban por él. Braulio había vuelto a Rusia y esta vez ella no pudo ir con él, debido a la visita de su hermano desde Texas. Tenía meses de no verlo en persona. Hablar con él por teléfono no era lo mismo que verlo, y por ello fue personalmente a recibirlo, siendo la primera vez que salía sola de la mansión Crown, el cual fue su refugio durante años y al fin no sentía que algo iba por ella. Además que con los Demons que Joseph puso como su seguridad, algunos hombres de confianza por parte de Leonardo y dos sujetos que olían el peligro a kilómetros que Braulio puso como sus guardaespaldas personales. Si había algún eslabón débil o desprotegid
Todos temían tan solo la posibilidad de que existiera un ser con la sangre de una heredera de Harmonía y un Crown, pues no se hablaba de algo común o que pudiera pasar regularmente. Si siendo un hijo de un Crown aseguraba una vida siendo parte de los hombres y mujeres con más poder de la ciudad e incluso más allá. Que en sus venas corriera sangre de un clan dicho extinto, pero que tenía más fuerza de la que en verdad se conocía, sería digno de adorar. Que Valentina haya estado en riesgo solo le hizo ver a Adrián cuánto necesitaba de ella. Estar a punto de colapsar por saberla a nada de morir lo tenía abrumado aún. Ver actitudes que jamás creyó en su madre lo desconcertó, pero haberla visto atacando a su esposa directamente…No supo qué hacer. Era su madre. Le debía mucho y sobre todo la quería por ser quien era, solo que debía anteponer el bienestar de su esposa e hijo sobre ese afecto que tenía por Silvia.Por ello la decisión de sacar a una de esa casa fue una buena opción.__ Pod
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