Un día que parecía rutinario para Kisa Maidana cambia drásticamente cuando encuentra a una niña desesperada que le pide ayuda para su padre, quien parece inconsciente dentro de su auto. Kisa, sin dudarlo, auxilia a la pequeña Coral y llama a emergencias. El hombre, identificado como Royal Fankhauser, un poderoso CEO, es trasladado al hospital en estado crítico. Mientras los médicos intentan reanimarlo, Kisa permanece con Coral, ofreciéndole apoyo emocional y consuelo en medio de la incertidumbre. Royal es declarado muerto debido a la ausencia de signos vitales y es trasladado al área forense. Sin embargo, lo inesperado ocurre: despierta debido a que sufre de un extraño trastorno llamado catalepsia, que lo dejó en un estado que simulaba la muerte, un secreto que había guardado celosamente. A pesar de su recuperación, un malentendido desata el caos. Royal acusa a Kisa de intento de secuestro y violencia tras encontrar inexplicables moretones en el cuerpo de Coral. Kisa termina en la cárcel, enfrentándose a las consecuencias de una situación que nunca buscó. Sin embargo, Coral se había encariñado profundamente con Kisa, viendo en ella una figura protectora y maternal. Cuando Royal descubre su error y el papel crucial de Kisa en proteger a su hija, se ve obligado a disculparse. Más allá de eso, el CEO ve en ella la oportunidad de darle a Coral algo que le falta: una madre. Entre disculpas, propuestas y nuevos desafíos, Royal le ofrece un trato a Kisa, planteándose un futuro inesperado en el que ella no solo se convertiría en la tutora de Coral, sino también, quizás, en algo más. ¿Aceptará Kisa formar parte de la vida de Royal y Coral, o las diferencias entre ellos serán un obstáculo insuperable?
Leer másMarfil chasqueó la lengua y negó con la cabeza, dejando escapar una risa baja, casi divertida.—Qué tonto eres, Lucas. Nunca te dejaría por algo así. Solo te dije eso porque estabas muy alterado y necesitabas calmarte, pero lo tomaste demasiado en serio.—No podía tomarlo de otra manera.—Ya olvídalo. No vale la pena que te martirices por algo que ya pasó.Hubo un breve silencio en el que Marfil lo observó con intensidad, como si estuviera decidiendo cómo abordar la situación. Entonces, con un gesto suave pero decidido, alzó la mano y tomó el rostro de Lucas entre sus dedos, obligándolo a mirarla directamente a los ojos. Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa, pero su mirada reflejaba una profundidad que no siempre dejaba ver con facilidad.—¿Sabes por qué estoy aquí? Para demotrarte que tú me importas mucho más de lo que imaginas. Te necesito.Marfil volvió a rodearlo con sus brazos con una delicadeza inesperada, hundiendo su rostro en su cuello como si buscara refugiarse en é
—Es un trabajo de la universidad —aseveró con simpleza—. Tengo que entregarlo el viernes.Marfil torció los labios en un ademán de desaprobación y lo miró de reojo.—Aún tienes varios días —señaló con naturalidad—. Déjalo por hoy. Vayamos a tu cama.Sus manos se deslizaron por los brazos de Lucas hasta alcanzar su muñeca, tirando de él con intención de arrastrarlo hacia atrás. Pero Lucas apenas se movió, manteniéndose firme en su lugar.—Es un trabajo largo, así que tengo que terminarlo cuanto antes —declaró con firmeza, sin mirarla.Marfil frunció los labios con una expresión de fastidio infantil.—Ya es tarde, Lucas. Hay que dormir.Él giró levemente la cabeza y la miró con escepticismo.—¿Acaso planeas quedarte?Marfil parpadeó un par de veces antes de negar con la cabeza, soltándolo y enderezándose con un suspiro.—En realidad, no puedo hacerlo —admitió con sinceridad—. No puedo quedarme porque nadie debería ver que paso la noche aquí. Ni Richard, ni sus padres, ni siquiera los em
Marfil lo decía con tanta simpleza que resultaba inquietante. No había ni una pizca de miedo en su voz ni en su actitud. Casi parecía orgullosa de su hazaña.Lucas se pasó una mano por el cabello, intentando asimilar la insensatez de todo aquello. Su incredulidad se combinaba con el enojo y con el nerviosismo de imaginar lo que podría haber pasado si algo salía mal.—¿Perdiste la razón? —espetó, todavía en shock—. ¿Qué habría pasado si te resbalabas y te caías?Marfil lo miró fijamente y, lejos de sentirse avergonzada o arrepentida, sonrió con suficiencia. Luego, dio un par de pasos hacia él, reduciendo la distancia entre ambos.—Eso no ocurrió —respondió con una tranquilidad que casi resultaba irritante para Lucas—. Estoy aquí, frente a ti, sin ningún rasguño.Lucas dejó escapar un suspiro pesado y se cruzó de brazos. Su desconcierto seguía intacto, al igual que su molestia.—¿Por qué hiciste eso? —cuestionó, tratando de encontrarle lógica a una situación que no la tenía—. Lo que hic
Marfil chasqueó la lengua con disgusto. Abigail seguía visitando a Richard como si todo siguiera bien entre ellos, como si todo estuviera normal. Por un breve momento, se preguntó qué ocurría realmente entre esos dos y qué podría hacer para poner fin a esa relación de una vez por todas. Pero descartó esos pensamientos con rapidez. No había venido por eso. Su objetivo esa noche era Lucas.Dirigió la mirada hacia la estructura de la mansión y estudió sus alrededores. No tardó en notar un árbol de grueso tronco cuyas ramas se extendían lo suficientemente cerca del tejado. Si lograba treparlo, podría llegar a la ventana de Lucas sin necesidad de entrar por la puerta principal.Respiró hondo y se acercó con sigilo hasta la base del árbol. Se aseguró de que no hubiese nadie cerca antes de impulsarse hacia arriba, aferrándose con firmeza al tronco y comenzando a trepar con agilidad. A medida que ascendía, sus dedos se enganchaban en la corteza rugosa, y sus piernas encontraban apoyo entre la
Ese rostro, esa voz y las vibraciones de su cuerpo, todo lo que sucedía en Marfil y que era provocado por Lucas, eran las razones por las cuales él no podía desligarse de ella tan fácilmente.—Tienes prohibido bajar la cabeza —impuso, para luego dejar libre su barbilla.Él levantó la blusa de la rubia hasta la nuca y besó su espalda, mientras presionaba sus senos con ambas manos y arremetía contra sus nalgas.Marfil intentó seguir sus instrucciones lo mejor que pudo, y Lucas pudo notar su esfuerzo por no desobedecer. Sin embargo, pronto perdió fuerzas, su cuello se aflojó y, finalmente, dejó que su cabeza cayera hacia adelante, descansando sobre el lavabo.En un impulso, Lucas la tomó del pelo y la jaló hacia atrás, levantando su cabeza.—Dije que tienes prohibido bajar la cabeza —aseveró con rudeza, dándole una nalgada, el cual tiñó su piel de un rojo vivo.Con la mano de Lucas sosteniendo el pelo de Marfil, se asomó a ella y la mordió suavemente en el hombro.Marfil, por su parte, m
Lucas quedó completamente sorprendido, sin tiempo para reaccionar. Su determinación se desmoronó en un instante, incapaz de apartar a Marfil o de resistirse a ella. En lugar de rechazar el beso, se dejó llevar, respondiéndole con la misma intensidad. Habían pasado días desde la última vez que la había sentido tan cerca y la había extrañado con desesperación. Todo el esfuerzo por olvidarla se evaporó en el roce de sus labios. La sujetó por la cintura, atrayéndola más a su cuerpo, demostrándole con cada caricia cuánto había anhelado volver a tenerla entre sus brazos.Marfil comenzó a moverse, guiándolo para girar junto con ella. En un instante, cambiaron de posiciones, quedando acorralada entre él y el lavabo. Sin dudarlo, se subió sobre la superficie del lavabo, acomodándose con naturalidad. Luego, sus manos atraparon el rostro de Lucas y lo besó con frenesí, como si el tiempo fuera a acabarse.Sin romper el contacto, Marfil deslizó la cremallera de su pantalón, dejándolo caer hasta el
Lucas sintió como si el suelo se estuviera abriendo bajo sus pies. En su mente, una expresión interna de desesperación se repitió una y otra vez.«¡Oh, por favor! ¡¿No puedes sentir la tensión aquí?! ¡¿No ves lo incómodo que está todo esto?! ¡¿Por qué no puedes leer el ambiente?!», pensó, queriendo gritárselo a su compañera. Sin embargo, Camila no podía leer sus pensamientos, así que siguió actuando como si todo estuviera perfectamente normal.Frustrado y sintiendo que no tenía otra opción, Lucas se sintió derrotado. No podía evitarlo, Marfil estaba ahí, frente a él, y ya no tenía excusas para evadir la conversación. No importaba lo que él quisiera, no quería crear un escándalo innecesario en su lugar de trabajo. Así que, finalmente, respiró hondo, aceptó la situación y se preparó para enfrentarse a lo que fuera que Marfil quisiera decirle.Entonces, Lucas salió del mostrador y ambos tomaron asiento frente a frente en una de las mesas, pero él mantuvo la vista en otra dirección.—¿Me
Mientras Marfil los observaba desde su posición, Lucas y Marissa estaban platicando, y el tema de conversación era precisamente la "reina de Roma". —Como te dijimos Esteban y yo, ya no deberías buscarla más, Lucas —declaró Marissa con seriedad.—No, ya no lo haré —respondió Lucas, sin vacilar—. He decidido no volver a enredarme con ella, ya tuve suficiente.Marissa levantó ambas cejas, claramente sorprendida por la respuesta.—¿De verdad? ¿Estás hablando en serio? —preguntó, un poco atónita.—¿Es tan difícil de creer? —replicó Lucas, con una leve sonrisa.—Pues sí —alegó Marissa, sin ocultar su asombro—. Deberías verte cuando hablas de ella, o cuando mencionas su nombre. No puedes ocultar lo obvio, Lucas. Tu rostro lo dice todo, y dice que estás completamente enamorado de ella. Se nota a kilómetros que te tiene atrapado.—Lo estoy, no lo niego —admitió Lucas—. Pero no puedo seguir así. Marfil ya me demostró que no significo nada para ella. Es más, ella es... impredecible, no sé qué e
Marfil mantuvo su expresión neutral, inclinando apenas la cabeza en un gesto de saludo. Su mirada pasó rápidamente de Abigail a otro punto en el campus, como si no le interesara lo que tenía para decir.—¿Con nosotras? —preguntó Vanya con curiosidad.—Sí. Lo que quiero decirles es que, bueno, tú y yo siempre salimos juntas, y pensé que sería genial que Marfil también viniera con nosotras.—Oh, suena bien —respondió Vanya con naturalidad—. ¿Qué dices, Marfil? Aunque, yo ya la invité muchas veces, pero siempre se niega. A ver si tú puedes convencerla, Abi.Marfil tardó en responder, y cuando lo hizo, su tono fue casi indiferente.—No lo sé… últimamente he estado muy ocupada.—¿Haciendo qué? —soltó Vanya, arqueando una ceja.—¡Pero podríamos encontrar un día que te acomode! —insistió Abigail, dando un paso más cerca. Con naturalidad, intentó tomar a Marfil del brazo en un gesto amistoso, pero Marfil se movió con sutileza, esquivando el contacto sin hacerlo demasiado evidente.—Realmente