89.
Cuando la puerta se cerró detrás de nosotros, noté que la habitación que le habían dado a Ismael era más grande que la mía. Mucho más grande.
— Me dijeron que era por si me transformaba mientras dormía. No saben que podemos controlarlo en todo momento, pero en una habitación pequeña tal vez sería complicado.
— No importa — le dije, sentándome en el borde de la cama.
Me di cuenta, entonces, de que era la primera vez — desde que lo habían comprometido con mi hermana… o con mi supuesta hermana — que estábamos completamente solos. Sin ninguna interrupción. Sin nadie más presente.
Observé su ropa tirada en el suelo, mal organizada. Siempre había sido un desordenado consumado.
Se sentó a mi lado. Pude sentir la calidez de su brazo contra el mío. A pesar de que dentro de la montaña la temperatura era relativamente alta, el frío que había adquirido durante el viaje parecía no desprenderse de mí, así que me abracé a mí misma.
— Ella se sacrificó — me dijo él después de un rato — . Sabí