88.
Aún me sentía muy cansada por el viaje como para intentar pelear con Valentín, así que dejé que me sacara de la pequeña habitación. Pude ver la mirada enojada en los ojos claros de Ismael. Seguramente habría pelea después de eso, pero no me importó. Todo lo que había escuchado me parecía insensato. De todas formas, parecía que para Valentín la situación era más complicada de lo que debería.
— ¿Consideras quedarte aquí? — me preguntó.
Tal vez lo había visto en mis ojos. Yo me encogí de hombros.
— No lo sé… tal vez. Solo sé que debemos considerar todas las opciones. Probablemente estén mintiendo. No tenemos ninguna evidencia que nos haga creer que dicen la verdad.
— ¿En serio piensas que ese tal Mordor existe?
Yo me encogí de hombros.
— ¿Qué razones tendrían para mentirnos? Si era para secuestrarnos, de todas formas ya estamos dentro de la montaña. Tal vez quieren utilizar tu poder para algo más. Tal vez sean ellos los que quieran apoderarse del mundo completamente… y quieran manip