79.
Bastian se puso de pie en donde estaba. Pude ver en su rostro una determinación absoluta.
— Llegó el momento — dijo.
Luego miró a los ancianos del Consejo.
— Todos prepárense para defender la ciudad.
Cuando yo volteé a mirar a Mael, lo vi suspirar profundo.
— Tienes que venir conmigo — le dije.
Pero él negó.
— Sabes que no puedo hacerlo, Alicia. Es mi manada. Tengo que recuperarla. No puedo permitir que Alexander haga esto. Es prácticamente un suicidio. La manada no conoce la tormenta eterna, e invadir Flágela es prácticamente imposible. Es una misión suicida y no entiendo por qué Alexander está guiando la manada hacia esta trampa.
— Pero tienes que acompañarnos. Es la única oportunidad que tienes para averiguar qué es lo que pasó con tu madre, por qué te abandonó de esa forma.
— Pero tengo que recuperar la manada.
— ¡No tienes que recuperar nada! — le dijo Bastian, bajando de su tarima y caminando hacia donde estábamos nosotros, con su paso firme, con su voluntad de Alfa — .