214.
Las tres nos quedamos ahí paradas.
—¿Algún plan? —me dijo Lilith.
Pero yo sinceramente no tenía ninguno. Nada. Absolutamente nada. No había tenido tiempo de planearlos. ¿Qué tiempo hubiera podido tener? Estábamos contra la espada y la pared. Esperé que todo saliera bien, que nuestros instintos fueran suficientes. Habíamos logrado desestabilizar a Mordor en muchos sentidos. Habíamos hecho que tuviera que apresurar su plan, pero al mismo tiempo sabía que no podíamos confiarnos. Aquella criatura, aquel vampiro, aprovecharía cada debilidad que tuviéramos para lastimarnos.
Volteé a mirar a Estefanía.
—Cuando Lilith y yo estemos transformadas, no podremos comunicarnos contigo. No podrás escucharnos, aunque nosotras sí podremos entenderte… Bueno, al menos yo. No te involucres mucho en la pelea. Sé que eres una vampiro fuerte, más fuerte que todos los vampiros que hay en el Fallo, pero temo que Mordor podría lastimarte si te ve como represalia. Entonces, quiero que mantengas un poco tu distan