28. Pov Niki
Cerré la puerta de mi habitación de golpe.
Apoyé la espalda contra ella, jadeando como si hubiera corrido una maratón.
El corazón me latía en el pecho con tanta fuerza que podía oírlo en los oídos.
—Dios mío… —susurré, llevándome una mano al pecho.
¿Qué acababa de hacer?
¿Qué me pasaba?
Me deslicé lentamente hasta quedar sentada en el suelo, con las rodillas recogidas, intentando ordenar las ideas. Pero no podía. Todo estaba revuelto. Caótico.
Su voz todavía resonaba en mi cabeza, baja, ronca, llena de una tensión que me había hecho temblar.
“No hagas eso”.
El modo en que lo dijo… el modo en que me miró.
Me cubrí el rostro con ambas manos, sintiendo cómo el calor subía desde el cuello hasta las mejillas.
No podía creerlo. Había coqueteado con Dan. Con Dan.
El niñero de la pequeña que ahora es mi hija adoptiva.
El hombre que cocina, que juega con Anne, que la hace reír cuando yo no tengo energía ni para levantarme del sillón.
El que cuida de las dos.
El que me saca sonrisas c