27. Pov Dan
Abrí los ojos de golpe.
Por un segundo me quedé quieto, con el pulso acelerado. Después me incorporé.
Venía de la cocina.
Caminé descalzo por el pasillo oscuro, guiándome por la tenue luz que entraba desde la ventana. Y entonces la vi.
Niki.
Estaba inclinada sobre el suelo, recogiendo pedazos de vidrio. El vaso roto brillaba como hielo bajo la luz del foco. Llevaba un short diminuto, de esos que apenas cubren, y una camiseta de tiras tan fina que parecía transparente. Su cabello le caía por los hombros, desordenado, y los pies descalzos se veían frágiles sobre las baldosas.
El aire se me quedó atascado en la garganta.
Tragué saliva.
—No te muevas —le dije, más ronco de lo que quería—. Voy a buscar algo para limpiar.
Ella levantó la vista, y por un instante nuestros ojos se cruzaron. Me sonrió con un poco de vergüenza.
—Perdona si te desperté… se me cayó.
—No pasa nada —respondí rápido, intentando sonar tranquilo.
Fui hasta el armario y busqué la escoba. Me repetí que no la mirara