Capítulo 12. La Convivencia Incómoda
La abuela Elena se instaló en su espaciosa suite con vistas al jardín, encantada con la generosidad de Elliot y ajena a la farsa que se desarrollaba a su alrededor. Ver sonreír a su abuela a Elliot le resultaba a Maya una puñalada agridulce, una muestra más del precio que estaba pagando.
La cena esa noche fue una tortura exquisita: Elliot, el anfitrión perfecto, entretenía a Elena con anécdotas de Hollywood, mientras Maya intentaba sonreír con naturalidad y evitar las miradas calculadoras de su prometido.
Cuando Elena, cansada pero feliz, se retiró a descansar, el silencio en el inmenso comedor se volvió casi tangible. Maya se levantó dispuesta a huir a su ala de la mansión.
—¿Adónde crees que vas, prometida? —La voz de Elliot la detuvo.
Maya se giró lentamente, apretando los dientes.
—A mi habitación. Supongo que mi turno de actuación ha terminado por hoy, prometido.
El sarcasmo era un arma que estaba aprendiendo a utilizar.
Elliot se reclinó en su silla con una sonrisa perezosa en l