“Dancing with the Devil”
El pitido zumbando en mi oído me molesta al igual que la posición.
Abro los ojos tan despacio que duele.
Todo me duele.
Cabeza, corazón, extremidades. Parece que me hubieran dado una paliza pero no; es peor que eso.
Me enderezo y empiezo a quitarme las vías. La de la muñeca primero, las de mi nariz después. No me importa arrancar el catéter de mi muñeca, incluso ignoro el reguero de sangre que corre por mi mano.
—No, no hagas eso —alguien procura frenarme pero estoy emperrada en sacar estas mierdas e irme a la verga. No lo grito, ni siquiera lo susurro solamente necesito irme. No sé para qué me trajeron en primer lugar—. Bebé no te las quites.
Es él.
Lo veo de soslayo tras deglutir su sensual tono de voz, cuando la bruma de mis ojos se disipa.
—Ella —mascullo—... Cómo está —el Diablo se tensa, respira profundo, rasca su barba cada vez más espesa y aferra la mano a la mía entubada—. Cómo está Pía, Ciro —repito en tono helado.
Apoya una pierna en la cama, sentá