Yo los saco. A todos.
Luciano Lennox-Spencer
Hay noches en las que el silencio no es paz. Es amenaza y esta era una de ellas.
La habitación donde se encontraba Isabella se sentía más fría que de costumbre. El aire, más denso. Todo olía al hospital, a miedo, a desesperación. Había dejado de llover hacía unas horas, pero el cielo seguía teñido de gris, como si el mundo estuviera conteniendo el aliento con nosotros.
Renata llevaba desaparecida diecisiete horas.
Casi un día entero sin saber si estaba viva. Sí, respiraba. Si ya había comido.
Si aún tenía fuerzas para resistir.
Y eso… me estaba carcomiendo desde adentro.
Isabella no había dormido. Ni yo. Ni Marcos. Nadie. Cada minuto que pasaba era una cuenta regresiva. Cada segundo era un disparo directo a la sien.
Salvador había activado todos los recursos. Drones, rastreadores, triangulación de llamadas, cámaras de tráfico. Pero Jason era una maldita sombra. Un experto en esconderse entre la mugre del sistema.
Marcos no hablab