Bastiaan todavía estaba sin palabras.

—¿Entendiste todo lo que dije? —él abrió mucho los ojos.

—Por supuesto —Cara no dejaba de reírse con autosuficiencia femenina.

—Así que sabes hablar griego —estaba todavía asombrado, porque aquel no era un idioma muy fácil de aprender.

—Sí, un par de idiomas más, además el italiano y el griego —se encogió de hombros.

—¿En qué momento te convertiste en poliglota?

Para él, Cara seguía siendo una cajita de sorpresas. Una que se moría por abrir, sin importarle lo que pudiera encontrar.

—Supongo que cuando tienes un trabajo como el mío, es necesario —ella inquirió.

Bastiaan estaba completamente de acuerdo, de pronto su pecho se infló de orgullo. Cara se había superado en todos los aspectos, era una mujer que no se detenía ante las adversidades.

—Cada día me sorprendes, agapi —él le dio una sonrisa ladeada.

La observó detener por unos segundos la respiración, en ese momento vino a su cabeza la manera en que sus ojos brillaron la primera vez que l