DECISIÓN:

Bastiaan estaba ansioso por ver a Cara, por esa razón cuando el automóvil se detuvo en frente del imponente edificio no esperó a que Arthur le abriera la puerta, sino que se bajó inmediatamente. Enseguida las grandes puertas de vidrio automáticas se abrieron.

Sintió como todas las miradas femeninas cayeron sobre él, hizo una mueca con los labios. Anteriormente, aquello le encantaba, pero después de conocer a cierta mujercita, ya le daba igual. La recepcionista, embelesada, le dio los buenos días, y le entregó un carnet de visitante. También le informó que Tito, le estaba esperando.

A los pocos minutos estaba tocando la puerta del despacho de su amigo, este estaba trabajando en su ordenador. Ni siquiera se inmutó en alzar la cabeza en el momento en que Bastiaan entró y se sentó en el sillón frente a su escritorio.

—Nos hemos levantado de malas, ¿eh? —Tito se estaba burlando de él.

—¿En dónde está? —Bastiaan fue directo al grano.

Fue cuando entonces Tito dejó lo que estaba haciendo
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