Henrik observó a su nieto, Mikkel se había quedado repentinamente en silencio, permaneció por unos minutos con el rostro cubierto por el periódico mientras fingía leerlo, esperando que se le pasara la reacción de su cuerpo y así poder levantarse.
—¿Te pasa algo, hijo? —preguntó el abuelo.
Mikkel carraspeó, incómodo.
—No, nada —respondió, demasiado rápido, dejó el periódico a un lado y se levantó —Lía, apúrate, salimos en media hora, no me gusta esperar.
Sin esperar respuesta, salió del comedor y se dirigió a la sala para esperar.
Lía movió la cabeza, ¿Qué mosco le había picado ahora? Tenía que hablar con e´l muy seriamente sobre su bipolaridad.
Cuando llegaron a la oficina, Kristine ya estaba en su puesto, organizando algunos documentos que había solicitado al llegar, se levantó al verlos entrar.
—Buenos días, señor Skarsson —dijo— llegué con una hora de anticipación para familiarizarme con los sistemas. Mientras tanto, me tomé la libertad de revisar su agenda de esta semana —continuó